18 nov 2015

"Una vez más...".

     Como ya sabéis, este año conseguí plaza definitiva en un nuevo cole "C.E.I.P. José Ortega y Gasset". Era algo que deseaba desde hace varios años y este curso, por fin, lo logré. Estoy como tutora de 2ºD, vuelvo a trabajar y a disfrutar con los peques. 

    Uno de los principales objetivos que nos proponemos es que los niños adquieran el hábito de leer por placer, que conozcan la magia y las aventuras que encierran los libros en sus páginas, para ello contamos con algunas estrategias que ya están dando sus frutos: El carnet de socios de la biblioteca de aula, préstamos semanales, la hora del cuento y el pasaporte del lector.


     Este último ha sido el culpable de que la magia de "Leer, ¡qué gran aventura!" entre en nuestra clase sin hacer ruido, despacito, sin avisar, sin esperarlo, sin querer...una vez más.

     Cuando algunos de mis alumnos comenzaron a conseguir el ansiado "pasaporte del lector", me  preguntaron cómo era el sello con el que registraríamos los libros leídos. Saqué del armario los que hicimos el año pasado para nuestros niños de 5º. Son estos:



     Les expliqué que eran unos dibujos que había hecho una amiga y que nos representaban al profe Esteban (ellos no le conocen) y a mí.

     No había terminado de contarlo cuando Laura, muy entusiasmada y sorprendida, me dice:

     - ¡Seño, seño! Yo tengo un libro que me regaló mi tío y los personajes de los cuentos tienen la misma cara.

    Yo no quise darle importancia y le dije: 

     - ¿Sí? Eso no puede ser.

     - Que sí seño, que mañana mismo lo traigo para que lo veas.

    Y al día siguiente, cuando llego a clase estaban todos esperándome sentados, mirándome fijamente y Laura tenía sobre la mesa el libro.


   - ¿Ves como era verdad? Mi tío es amigo de Esteban, fue a la presentación del libro y compró dos: Uno para mí y otro para mi prima.

    Me quedé sin palabras mientras los demás niños me insistían para que explicara cómo estaba yo en ese libro. Así fue cómo les conté algo y tuve que prometerles que algún día leeríamos alguna de sus historias.

   Desde entonces, Laura llega con su libro y lo pone en la esquina de su mesa...TODOS LOS DÍAS.



     Hasta que leímos el tercer cuento y fue.....maravilloso ver la cara de los niños. Esos ojos tan abiertos y brillantes, esas sonrisas, ese entusiasmo. Es algo que no se puede explicar, esa "magia" hay que vivirla y disfrutarla, por eso, les doy las gracias a estos pequeños lectores. Creía que se merecían un regalo, quería, de alguna manera, agradecer su comportamiento, así que les regalé dos ejemplares dedicados y....¡casi nunca están en la biblioteca! Todos están ansiosos por leerlo y les encanta que les cuente lo que pasó de verdad y lo que nos inventamos. Ya estamos esperando a que aparezca .....LA PALANCA.

   Ayer, al llegar a clase, Valeria Espinosa estaba rodeada por sus compañeros. Cuando entro les digo que se sentara cada uno en su sitio, entonces pude ver que tenía en sus manos un ejemplar de nuestro libro. Emocionada, le pregunto que dónde lo ha conseguido porque aún no lo tenemos en ninguna librería y me dice muy sonriente:

    - Lo he cogido de préstamo en la Biblioteca Municipal.


   Os podrá parecer una tontería, pero estos detalles son los que hacen que esté orgullosa de mi profesión porque algo del amor que siento por los libros y por la lectura creo que se lo estoy trasmitiendo a mis niños, sin prisa, pero sin pausa. 

    También han empezado a llegar dibujos, dedicatorias, agradecimientos a través de magníficas ilustraciones:






   Ya han comenzado a decirme que quieren comprarlo, de momento, yo se los llevo a clase, pero si hay suerte, hay una librería de nuestra ciudad que está interesada en nuestro humilde libro que sólo pretende que los niños y niñas crean que en un aula también pueden vivirse situaciones mágicas.